Llegar a las personas correctas que a su vez se conviertan en compradores recurrentes de nuestros productos o servicios es una tarea crucial para crecer nuestro negocio y alcanzar las metas deseadas.
Se oye fácil pero es una tarea ardua que requiere de amplio conocimiento, cretividad, inteligencia y persistencia.
Una empresa que realmente se comprometa con su crecimiento debe implementar todo un plan de marketig integral para activar su proceso de ventas de manera sistemática, vigilando de cerca los indicadores clave que demuestran el funcionamiento y los resultados de este proceso que además impacta directamente en las utilidades.
Este plan de marketing (o plan de mercadeo) es parte del plán estratégico de ventas y apoya todas las faces del embudo de ventas (o embudo de conversión), conocido también como «pipeline».
Debe integrar diversas estrategias como la atracción de posibles prospectos, herramientas para calificación de posibles clientes, comunicación (publicidad), herramientas de promoción y cierre de negocios.
Un plan de marketing bien alineado a los objetivos de la empresa es vital para que el proceso de ventas dé los resultados esperados apoyando las acciones del equipo de ventas desde lo estratégico hasta lo muy particular en un caso de cierre de negocio específico.